Langostas del desierto: el comienzo de un devastador cataclismo

Como un cuento de terror, un inocente insecto se transforma en la más depredadora plaga. Un azote siempre a punto de resurgir.

No se necesita la imaginación del hombre para hacer realidad el peor tormento que pueda afligir a la humanidad: el hambre.

La metamorfosis del inocente saltamontes termina en la peor pesadilla de la humanidad, la langosta del desierto, causante de millones de muertes, y demuestra que la ciencia ficción no es necesaria para causar el más destructivo terror.

La espectacularidad de la destrucción

En el horizonte, una nube oscura hace pensar a quien la observa en un fenómeno atmosférico; se mueve a una velocidad de unos 11 kilómetros por hora y a su paso sólo va quedando desolación. Se trata de un enjambre de langostas del desierto. A medida que se acerca su apariencia va cambiando.

Esa masa en movimiento comienza a relucir con la luz que se refleja en las alas de los insectos. Un espectáculo formidable que, no obstante, quien lo ha presenciado de cerca desearía olvidar por los funestos resultados de aquella movilización.

El sonido del granizo cayendo

Cuando esta nube viviente se va acercando, el ruido recuerda el del granizo, pero ni la peor granizada sería tan nefasta. Ya más cercana, se deja oír el batir de sus élitros sonando como un chisporroteo. Pero no hay fuego.

En realidad son cientos de millones de alas como de papel dando contra el aire y los flancos de los propios insectos: es el ruido de un remolino.

Como si se tratara del mejor restaurante

Cómo y por qué un enjambre de langostas elige dónde posarse es todavía un misterio. Algunos entomólogos creen que se guían por determinadas longitudes de onda de luz; sería algo así como una señal de que allí hay comida.

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