viernes, 25 de febrero de 2011

Las plantas pueden sentir, comunicarse y defenderse











¿Son tan inocentes los integrantes del reino vegetal como pensamos? Plantas carnívoras, plantas urticantes o venenosas actúan con inusitada inteligencia.

A partir de la neurobiología vegetal un grupo de investigadores asegura que los vegetales son capaces de sentir y reaccionar en consecuencia.

Las plantas se defienden conjuntamente contra depredadores: ¿también piensan?
En el documental “En la mente de las plantas” se puede ver cómo las plantas utilizan muchas de sus propiedades para defenderse de los agresores; pero lo que resulta sorprendente es cómo se organizan para hacerlo.

Algunos tipos, al ser atacadas por plagas se defienden dejando caer (deshaciéndose de) las hojas infectadas.

¿Desarrollan las plantas su propio proceso cognitivo?
Los estudiosos de la neurobiología vegetal afirman que las plantas son capaces de desarrollar el proceso cognitivo, algo que hasta ahora sólo se aplicaba a los seres humanos.

Si los individuos del reino vegetal son capaces de sentir su entorno y recordar la información proporcionada por sus percepciones, tal como asegura este grupo de biólogos que se dedican a esta incipiente rama de la ciencia, y si además pueden organizarse comunicándose entre ellas para desarrollar una defensa común, cabe preguntarse si también serán capaces de pensar.

Comunicación química e inteligencia social
Con la incógnita abierta y estas dos premisas, es posible entender mejor el extraño caso de la muerte masiva de antílopes Kudu ocurrido en algunas granjas sudafricanas.

Estos mamíferos son una importante fuente de ingreso para los granjeros que comenzaron a desesperar cuando los veterinarios, después de realizar estudios y autopsias, descartaron la existencia de parásitos, enfermedades y cualquier causa medianamente razonable para justificar las muertes.

Fue el biólogo y zoólogo Wounter Van Hoven, director del Centro de Manejo de Vida Silvestre de la Universidad de Pretoria, quien descubrió la relación entre la muerte de los antílopes y las hojas de los árboles de acacia, que eran su alimento.

Intoxicación por tanino incrementado de forma letal en las hojas
Las hojas de acacia han sido alimento común para los antílopes pero en este caso se habían transformado en letales. La autopsia de los animales muertos revelaba que se habían intoxicado por el tanino producido, en cantidades superiores a las normales, por las hojas de estos árboles.

Curiosamente el aumento del tanino sólo se daba en los árboles de algunas granjas, y sólo en los de las granjas donde la población de Kudues había aumentado considerablemente.

Actuando en defensa propia
Precisamente ese incremento en el número de individuos había sido el detonante de un consumo mucho mayor de las hojas de los árboles, una especie de depredación de las plantas.

La muerte de los animales se debía a que las acacias respondían a esta agresión defendiéndose. En pocos meses el número de antílopes muertos superó los diez mil.

Los árboles envían señales químicas para comunicarse
Está demostrado que las acacias emiten señales químicas a través del aire cuando un animal come sus hojas, es una forma de avisar a otras acacias, las que captan esas señales y hacen que sus hojas se vuelvan más amargas.

Dicho así parecería algo irreal, pero en concreto lo que sucede es que las plantas al ser agredidas emiten un gas, el etileno, que al desplazarse ayudado por el viento advierte a otros árboles para que pongan en marcha la producción de taninos.

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